(Rm 4, 1-8 / Sal 31 / Lc 12, 1-7)

Es muy interesante el pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar, en éste se nos relata como el Señor estando rodeado por una multitud, se dirige a los discípulos… no le habla a la multitud sino a los discípulos, si nos consideramos discípulos suyos van para nosotros estas instrucciones.

Lo primero fue “Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse”, a lo que se refiere el Señor es a la apariencia de santidad pero estar vacíos de virtud y llenos de maldad.

El segundo tema es que la predicación les acarrearía persecuciones, por ello les llama “amigos míos”, es decir en los momentos de persecución debemos tener presente que somos sus amigos y no dejarnos distraer por lo negativo. En esos momentos hay que recordar las palabras “¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos”.

Padre santo, acrecienta nuestra fe. Necesitamos acrecentar nuestra certeza en tu amor y protección, queremos manifestarnos como discípulos de tu Hijo y ser conscientes de que “Al que, gracias a su trabajo, tiene obras, no se le da su paga como un regalo, sino como algo que se le debe. En cambio al que no tiene obras, pero cree en aquel que justifica al pecador, su fe le vale la justificación.” Nosotros queremos aferrarnos solamente a tu hijo.

(P. JLSS)