Homilia diaria

SÁBADO – SEMANA XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Rm 4, 13. 16-18 / Sal 104 / Lc 12, 8-12)

“Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera.” En Cristo Dios mostró al mundo su firme determinación porque estemos bien, ofreciéndonos a todos la salvación ¿estamos dispuestos a recibir su don?

Dice un dicho que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”, y basándonos en este dicho podríamos decir que no hay peor cristiano que aquel que le cuesta creer que el Espíritu Santo puede transformar su vida completamente. Jesús llega a decir que se podría hablar mal de Él y ser perdonado, pero que si se blasfemaba contra el Espíritu Santo no, es decir, dudar del poder que tiene el Paráclito.

Pidámosle a Dios que ilumine nuestras mentes para comprender que: “La promesa que Dios hizo a Abraham y a sus descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no dependía de la observancia de la ley, sino de la justificación obtenida mediante la fe.” Se trata de creer mucho, de aceptar la ayuda del Espíritu Santo dócilmente y dejarnos conducir por Él confiadamente.

Padre te agradecemos el don de la salvación, el haber enviado a tu Hijo y darnos tu Espíritu, ayúdanos a no reducir esto a mera teoría o ideología, sino que permitamos que su fuerza nos impulse y aliente a vivir sin miedo alguno, confiados en tu providencia. Que se cumplan en nosotros las palabras de Jesús, “el Espíritu de verdad dará testimonio de mí, y ustedes también darán testimonio.”

(P. JLSS)

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