VIERNES – SEMANA XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(1Cor 15, 12-20 / Sal 16 / Lc 8, 1-3)

¿Qué necesitamos para reconocer el inmenso amor que Dios nos tiene, su interés por nuestro bien y apertura para recibirnos? Si escuchamos la alabanza que Jesús hace al padre: “Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla…”, la respuesta es clara: sencillez.

En el Evangelio escuchamos la sencillez en el grupo de Jesús, se nos dice que “comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios”, acompañado de los doce y unas mujeres agradecidas por lo que él había obrado en ellas. Dejando de lado todo prejuicio.

Sólo una persona que se abandona al amor y a la gracia de Dios sin prejuicios es que podrá aceptar con mayor facilidad los misterios grandes de nuestra fe. La comunidad corintios estaba fallando en sencillez y comenzaron a atentar contra un misterio fundamental de nuestra fe: la resurrección de los muertos.

La fe en la resurrección también implica la seguridad de que ese amor que Dios nos ofrece es eterno y no se agota tras la muerte. “Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, es vana la fe de ustedes; y por lo tanto, aún viven ustedes en pecado, y los que murieron en Cristo, perecieron. Si nuestra esperanza en Cristo se redujera tan sólo a las cosas de esta vida, seríamos los más infelices de todos los hombres”. Dios nos conceda aceptar los misterios de nuestra fe con la sencillez que proviene del Espíritu Santo.

(P. JLSS)

0 Comments

Add a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *