(Ex 11, 10-12. 14 / Sal 115 / Mt 12, 1-8)

Hoy hemos escuchado en la primera lectura la institución de la cena de pascua, momento en el que Dios pide al pueblo celebrar cada año todo lo que Dios hizo para obtenerles su libertad: “Ese día será para ustedes un memorial y lo celebrarán como fiesta en honor del Señor”.

Cristo, utilizando este contexto, ha querido dejarnos el memorial de su pasión, para que fuéramos conscientes de la magnitud de su amor y entrega por nosotros. Diariamente en la Eucaristía el Señor cumple sus palabras: «yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin de mundo» (cf. Mt 28, 20).

Esas palabras deben de resonar todo el tiempo en nosotros, no debemos temer Él esta con nosotros todos los días, nada nos alejará del Señor, no le prestemos tanta atención a lo negativo y doloroso, tenemos un pastor qué ciudad de nosotros. “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen”.

Abandonémonos al amor de Dios, dejémosle actuar en nuestras vidas. “Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras: Misericordia quiero y no sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa”. Se trata de vivir relajados confiando en aquel que tiene todo poder. Espíritu Santo fuente de toda luz, ilumínanos.

(P. JLSS)