VIERNES – SEMANA XI DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(2Re 11, 1-4. 9-18 / Sal 131 / Mt 6, 19-23)

Siempre me han impresionado mucho las palabras del Señor que hemos escuchado hoy en el Evangelio: “Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!” ¿Tenemos claridad en lo que Dios nos pide? ¿Permito que Dios me ilumine para realizar mis responsabilidades teniéndole en cuenta?

Quien se olvida de cuál es su esperanza terminará por cederle su corazón a cualquier cosa, prefiriendo la distracción a la verdad, la comodidad a la perseverancia, porque dónde esté nuestro tesoro allí estará nuestro corazón cabría preguntarnos si Dios es o no nuestra mayor riqueza…

Atalía tenía su corazón puesto en el poder y la ambición, cuando uno sede todo su interés a cualquiera de estas dos cosas permitirá injusticias ante los demás y será capaz de rebajarse hasta lo peor con tal de no perder aquello que ambiciona. Pon atención en aquello que te está quitando el sueño mucho y analiza qué cosas has sido capaz de hacer o has permitido por conseguirlo, así sabrás cómo está tu corazón.

Pidámosle a nuestro Padre Celestial que nos auxilie con la fuerza de su espíritu para reconocer su acción en nuestras vidas, para reconocer su presencia en nuestro interior y valorar lo que nos ha dado. Quien no reconoce lo que ha recibido, tampoco será capaz de reconocer que no necesita tanto. Quien se siente que todo lo merece es porque ya ha dejado de hacer introspección y de valorarse. Ninguna cosa material puede llenar un corazón vacío. Sólo Dios basta.

(P. JLSS)

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