(Sb 2, 1. 12-22 / Sal 33 / Jn 7, 1-2. 10. 25-30)

“El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas. Muchas tribulaciones pasa el justo, pero de todas ellas Dios lo libra”… esto no debe ser algo teórico para nosotros que creemos en Jesucristo, ya que sabemos de lo que Dios es capaz por el amor que nos tiene.

¿Crees conocer a Dios? ¿Cuál es tu reacción cuando la angustia, la persecución, la tristeza se presentan? Nosotros confiamos en Dios, por ello no debemos engañarnos ni dejarnos inquietar por aquellos que “no conocen los ocultos designios de Dios, no esperan el premio de la virtud, ni creen en la recompensa de una vida intachable.

Quienes no están abiertos a Dios, sospecharan de todo… las personas del Evangelio se cerraron a Jesús por estar convencidas de «conocerle», ya no se dejarán sorprender, por ello el reclamo del Señor es muy fuerte. ¿Estás abierto a la acción siempre nueva de Dios?

Dejemos actuar a Dios en nuestras vidas, no nos acostumbremos ni limitemos su acción, no vaya ser que se nos puedan aplicar las palabras del Evangelio: “Conque me conocen a mí y saben de dónde vengo… Pues bien, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado”. Dejemos que el Espíritu Santo destroce todo aquello que mantenga nuestras vidas acartonadas.

(P. JLSS)