SÁBADO – SEMANA XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Sab 18, 14-16; 19, 6-9 / Sal 104 / Lc 18, 1-8)

Quienes se preocupan mucho por ser «muy cultos» en las cosas de Dios o «muy piadosos» corren el riesgo de extraviarse y preocuparse más por la apariencia que por la vivencia, nuestra preocupación debe estar puesta siempre en reconocer y aprovechar el amor que Dios nos da. A una persona que es amada se le nota.

Valdría la pena que hiciéramos un recorrido por la historia de salvación: experimentarnos parte de esta creación maravillosa que Dios creó por puro amor; reconocer que cuando por desobediencia habíamos perdido su amistad, no nos abandonó, sino que se compadeció, tendiendo la mano a todos para que le encuentre quien le busque, y tanto nos ha amado que nos envió a su Hijo como salvador; y a fin de que no vivamos para nosotros mismos sino para él, que por nosotros murió y resucitó, envió, al Espíritu Santo a fin de santificar todas las cosas…

Hemos de pedirle a Dios que nos haga experimentarnos parte de esa historia, no somos secundarios en la misma sino una parte muy importante en la misma; “Dios nos ha llamado. por medio del Evangelio, a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.” No desconfiemos, escuchemos la parábola del Evangelio “Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar.”

Esforcémonos por experimentar el amor de Dios, escuchemos el consejo de san Pablo: «Así, arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender con todo el pueblo de Dios, la anchura y la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, y experimentar ese amor que sobrepasa todo conocimiento humano, para que así queden ustedes colmados con la plenitud misma de Dios.» (Ef 3, 18-19)

(P. JLSS)

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