SÁBADO – SEMANA XX DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Rt 2, 1-3. 8-11; 4, 13-17 / Sal 127 / Mt 23, 1-11)

¿Permitimos que la palabra de Dios penetre nuestra mente y ablande nuestro corazón? Es muy fuerte la afirmación que hace Cristo de los escribas y fariseos, dice que se «sentaron en la cátedra de Moisés», en lugar de asumirla primero para ellos, sólo la usan para corregir o señalar a los demás.

A pesar de ello, el Señor, no pide que se les ignore, el Señor pide «hacer lo que nos digan, pero no imitar sus obras», unas de las últimas defensas ante algo que nos confronta puede ser la crítica a quien nos enseña algo. Puede que la palabra de Dios ya esté entrando a nuestro interior, debemos estar pendientes si no hemos comenzado a defendernos mediante la crítica de la vida ajena.

Rut, quien no abandonó a su suegra por amor, terminó siendo bendecida con un buen esposo, se encontró con Booz y con él pudo experimentar que “Dichoso el hombre que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien”. Lo que falta para lograr esto es el abandono a Dios y la paciencia para no permitir que la realidad nos exaspere.

Pidámosle a Dios que cree en nosotros la certeza de que, si bien es verdad, que «nadie da lo que no tiene» de igual manera pasa con las cosas de Dios; si no nos dejamos enseñar por Dios y su palabra ¿que queremos enseñar?, si no permitimos que el señor nos guíe ¿por qué queremos guía? Si no experimentamos el amor y la paternidad de Dios ¿cómo queremos vivir la caridad?

(P. JLSS)

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