(Lv 25, 1. 8-17 / Sal 66 / Mt 14, 1-12)

Hay un refrán que dice: «Quien no conoce a Dios a cualquier santo le reza» y así sucede muchas veces, quien no es capaz de reconocer en medio de sus triunfos y logros el auxilio de Dios terminará confundido, incluso pudiera llegar a olvidarse de Él.

Muchos de nosotros cuando surgen problemas (circunstancias dolorosas, etc.) recurrimos a Dios y cuando esto pasa, nos olvidamos de agradecerle; igual les puede pasar a quienes le piden alcanzar algún logro, que tras alcanzarlo se olviden de agradecerle ¿aún tienes capacidad de reconocer la acción de Dios en tu vida?

En la primera lectura escuchamos la institución del Jubileo en el cual se celebraba una año de gracia, reconocimiento de las bendiciones de Dios; en el segundo escuchamos cómo alguien que se ha dejado distraer, querrá siempre quedar bien, cuidar su imagen, aunque en el transcurso se cometan demasiado injusticias.

Herodes prefirió salvaguardar su imagen antes que hacer justicia, dice el Evangelio que “El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran…” está hablando de la cabeza de Juan el Bautista; Padre Santo, envía a nosotros el Espíritu Santo, que nos ayude a reconocer tu amor y acción en nuestras vidas y corresponder al mismo, de tal manera que nuestra mayor preocupación sea disfrutar cada vez más del amor que nos tienes.

(P. JLSS)