(1Re 3, 4-13 / Sal 118 / Mc 6, 30-34)
Para escuchar la voz de Dios libremente hay que evitar todos los distractores, uno de ellos muy común es el activismo, el creer que para agradar a Dios hay que estar haciendo mucho, cuando de lo que se trata es de vivir conforme se merece aquel que ha hecho mucho por nosotros.
La aclamación de este día dice una frase que pocas veces reflexionamos como se merece: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen…” habla del Señor que nos habla porque nos conoce y nosotros debemos seguirle, con la seguridad de que nos quiere bien por eso nos habla. Nosotros preocupémonos por seguirle.
En ocasiones el seguimiento del Señor nos llevará a hacer muchas actividades, otras veces tendremos que aceptar que es un momento de descansar para disfrutarle a él, a los apóstoles les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco.” El descanso no es malo, es necesario para recuperar las fuerzas. ¿Qué te pedirá Dios en estos momentos? ¿Comprometerte más? ¿Descansar un poco?
Ante estas interrogantes y las que podamos traer particularmente en estos momentos, acerquémonos al Señor y pidámosle a ejemplo de Salomón que nos conceda sabiduría para saber discernir entre el bien y el mal, conscientes de que sin ella nunca podremos vivir verdaderamente libres.
(P. JLSS)
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