MIÉRCOLES – SEMANA XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(2Mac 7, 1. 20-31 / Sal 16 / Lc 19, 11-28)

La espera del Señor puede hacerse desde dos polos que para mi gusto son igual de peligrosos: primero, los que según sus propios criterios caen en la desesperación “apocalíptica” como si el fin estuviera ya próximo; por otro lado, están los que consciente o inconscientemente viven como si nunca sucederá esto. Ambos terminarán haciendo injusticias.

Mientras que Mateo nos cuenta esta parábola con la única finalidad de que no olvidemos la necesidad de rendir frutos de lo confiado por Dios, Lucas trata esta misma poniendo hincapié en el hecho de que independientemente de la tardanza que pudiera tener la vuelta del Señor, un día rendiremos cuentas y debemos dar fruto. Porque «él nos ha elegido del mundo, para que que demos fruto y nuestro fruto permanezca».

La primera lectura es una invitación a permanecer fieles al Señor aún en medio de la amenaza, del peligro, de las dificultades y como debemos permitir que nuestra esperanza ilumine todos los momentos de dificultad para lograr ser fieles en lo pequeño y lograr dar fruto abundante.

Padre, acrecienta nuestra fe para lograr fortalecer nuestra esperanza, ayúdanos y acrecienta en nosotros la experiencia de tu amor y de tu gracia de tal manera que añoremos nuestro encuentro definitivo contigo como la misma emoción que un amante espera el encuentro con su amado. “Protégeme, Señor, como a las niñas de tus ojos, bajo la sombra de tus alas escóndeme, pues yo, por serte fiel, contemplaré tu rostro y al despertarme, espero saciarme de tu vista.”

(P. JLSS)

0 Comments

Add a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *