(Esd 9, 5-9 / Tob 3 / Lc 9, 1-6)

“Yo le doy gracias en el país de mi destierro, pues anunció su grandeza a un pueblo pecador. Conviértanse, pecadores, obren rectamente en su presencia y esperen que tenga compasión de ustedes.” Esta frase del libro de Tobías nos puede iluminar en cuanto a la actitud que debemos tener frente a las calamidades: Saber reconocer la acción de Dios y agradecer sus beneficios. No sirve de nada centrarse en lo negativo.

Pero una cosa es no centrarse en lo negativo y otra muy diferente ser indiferentes con lo que está mal, en eso estamos invitados a la corrección fraterna y si es necesario a la denuncia pública, no buscando pleito, sino la gloria de Dios, tal y como hizo Esdras con el pueblo de Israel, fue por medio de la oración pública por el pueblo.

Debemos tener siempre en claro que contamos con Dios y su poder, jamás debemos olvidarnos de su acción y de ayudar a nuestros hermanos consciente de contar con la providencia. Jesús envía a sus discípulos a predicar confiados en su envío más que en sus provisiones o aquello que según sus criterios les podrían hacer falta. Quien tiene presente quien le envía y confía en éste camina firme a su meta, sin titubear.

Por ello Padre, te pedimos que envíes a nosotros tu Espíritu Santo para vivir confiados en tu poder, que no nos limiten jamás nuestros criterios y prejuicios y pongamos mayor atención en la confianza que has tenido al confiarnos algo, que no se nos olviden las instrucciones del Señor: “No lleven nada para el camino: ni bastón, ni morral, ni comida, ni dinero, ni dos túnicas. Quédense en la casa donde se alojen, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si en algún pueblo no los reciben, salgan de ahí y sacúdanse el polvo de los pies en señal de acusación…”

(P. JLSS)