(1Cor 15, 1-8 / Sal 18 / Jn 14, 6-14)

Cada que celebramos la fiesta de alguno de los apóstoles, la respuesta a la palabra es la misma: “El mensaje del Señor llega a toda la tierra…” porque no debemos de dejar de dar las gracias porque esos hombres enamorados de Dios cumplieron con la misión que el Señor les había encomendado de ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio (Cf. Mt 28, 19; Mc 16, 15; Lc 24, 47).

Tratando el tema de la Resurrección de los muertos San Pablo dice a los Corintios: “Les recuerdo el Evangelio que yo les prediqué y que ustedes aceptaron y en el cual están firmes… Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día…” habla de la Tradición Apostólica (Cf. Dei Verbum 7-8).

Santiago y Felipe, como todos los demás apóstoles, tuvieron la dicha de contemplar al Señor resucitado, de allí lo importante de conservar sus enseñanzas y predicaciones. A Felipe el Señor le dice: “tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ve a mí, ve al Padre”. Queremos encontrarnos con Dios y gozar de su amor y misericordia acudamos a Jesus y creamos en el testimonio de quienes fueron sus testigos.

Al igual que ellos, cada uno de nosotros debemos esforzarnos por vivir de tal manera nuestro encuentro con el Señor que nos convirtamos en testigos de su resurrección. Padre celestial aumenta en nosotros la fe para vivir de tal manera que hagamos presente a tu Hijo donde estemos y quien nos vea se encuentre con personas que se manifiesten como hijos tuyos.

(P. JLSS)