(Col 1, 24 – 2, 3 / Sal 61 / Lc 6, 6-11)

¿Estamos abiertos a la palabra de Dios, a lo que Él nos quiera comunicar? ¿Hay disposición al cambio en nosotros? En el Evangelio hemos escuchado nuevamente cómo quien se cierra al mensaje de Dios va a poner centrar su atención en puras cuestiones secundarias.

Los escribas y fariseos estaban más preocupados en la infracción a la ley que podría hacer Jesús, trabajando en sábado, y por estar centrados en ello ignoraban la acción que el poder de Dios iba a realizar en medio de ellos, quien sólo presta atención al «deber por el deber» terminará acartonándose. “¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?”

Nosotros conocemos el “designio secreto que Dios ha mantenido oculto desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a su pueblo santo.” Que Cristo vive en nosotros y nos da la esperanza de la gloria… Cada uno de nosotros está invitado a la cercanía con Dios, dependerá de nosotros si aceptamos o no su misericordia, si ponemos más atención en su amor o en nuestras debilidades.

Padre, te pedimos que nos concedas tu luz, para que «unidos íntimamente en el amor, podamos alcanzar en toda su riqueza el conocimiento pleno y perfecto de tu designio secreto, es decir Cristo, en el cual están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia», si queremos respuestas nos necesitamos acercar a tu Hijo que es el camino, la verdad y la vida (cf. Jn 14, 6).

(P. JLSS)