DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Is 35, 4-7 / Sal 145 / Sant 2, 1-5 / Mc 7, 31-37)

La semana pasada, las lecturas nos invitaban a reflexionar si seguíamos al Señor por convicción o por costumbre, a tener nuestro corazón cerca de Dios y no seguirle solamente con los labios… hoy, el Señor, desea ayudarnos a dejarle entrar en nuestros corazones nuevamente ¿cómo? Invitándonos a reconocer su misericordia.

Para reconocer la misericordia de Dios debemos de dejar de darle tanto poder a nuestras miserias y limitaciones (que muchas veces querremos “pagarlas” con prácticas externas) y reconocernos amados aún en medio de todas ellas. Es dejar que el amor de Dios nos haga reconocer cómo aquello nos estorba y que su gracia nos ayuda para lograrlo.

¿Cómo tienes está tu corazón en estos momentos? Escucha las palabras de Isaías:“Digan a los de corazón apocado: ‘¡Ánimo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos’” reconoce que estas palabras ya se han cumplido en Jesucristo y que se te dirigen especialmente a ti.

Preséntale a Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, todo aquello que nos pueda estar haciendo sentir «apocados»: nuestras tristezas, situaciones difíciles, angustias, todo aquello que no comprendamos y aferrémonos a su poder. Padre, envía a nosotros el Espíritu Santo, por medio del cual, en todo momento nos gritas: ¡Effetá! (¡Ábrete!) ya que deseas entrar y reinar en todos y cada uno de nosotros. Sabemos que tú no haces distinciones, por ello nos presentamos a ti confiados, muévete en nosotros.

(P. JLSS)

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