(Is 4, 2-6 / Sal 121 / Mt 8, 5-11)

Esta semana la palabra nos estará invitando a vigilar y estar atentos a la llegada del Señor a nuestras vidas, el pueblo de Israel y los contemporáneos del Señor se supone que esperaban la llegada del mesías, sin embargo, el miedo a soltar sus hábitos o costumbres no les permitieron reconocer su presencia, si viniera a tu vida hoy ¿le reconocerías?

El pasaje del Evangelio que hemos escuchado nos narra como un oficial Romano logra reconocer al Señor y su poder frente a su pequeñez: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano…” Dios es quien nos ha querido hacer dignos de servirle, aceptémoslo.

La misericordia del Señor es infinita, debemos aceptarla y reconocer el poder que puede ejercer en nuestros corazones si se lo permitimos, venimos cargando muchísimas cosas que nos pueden distraer, soltémoslas; pongamos nuestras preocupaciones en manos del Señor y dejemos que por la fuerza del Espíritu Santo brote en nosotros la paz.

Señor, te entregamos aquello que tú bien sabes que nos preocupa, distrae e inquieta, queremos prepararnos hacia la Navidad con el corazón completamente libre, aumenta nuestra esperanza y acrecienta nuestro amor para aguardar sin desesperarnos tu manifestación gloriosa. Que nuestra preparación de Adviento nos lleve a encontrarnos nuevamente contigo esta navidad.

(P. JLSS)