Fiesta del Bautismo del Señor
(Is 42, 1-4. 6-7 / Sal 28 / Mc 1, 7-11)

Hoy celebramos el bautismo del Señor, día en el que el Padre lo presenta como su Hijo amado en el que el padre se complace. Del que Juan Bautista había anunciado: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.”

Todos nosotros los bautizados estamos llamados también a manifestar en el mundo ese fuego que nos ha sido dado por medio de Jesucristo, con su redención nos ha ganado este inmenso don que no podemos dejar estéril en nosotros. De nada sirve contar con un habitante en un lugar si no se le toma en cuenta, el Espíritu Santo habita en nuestros corazones ¿aprovechamos su presencia?

Como discípulos del Señor estamos llamados a reflejarle a él y sus enseñanzas, ojalá que quien nos conociera pudiera ver el cumplimiento de las palabras de Isaías: “Miren a mi siervo, a quien sostengo, a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu para que haga brillar la justicia sobre las naciones.”

Padre celestial, ayúdanos a comprender la grandeza de nuestro bautismo, todo lo que por éste hemos recibido, que procuremos ser imitadores del Señor y aceptemos que desde el bautismo resuenen en nosotros las palabras: “Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te llamé, te tomé de la mano, te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones…”

(P. JLSS)