(Jr 7, 23-28 / Sal 94 / Lc 11, 14-23)
Un sacerdote amigo, que en paz descanse, solía repetir mucho una frase: «amor, con amor se paga, y el dolor, con amor se apaga» y se me vinieron a la mente por las lecturas de este día que nos invitan a reconocer si estamos o no correspondiendo al amor que Dios nos ha manifestado en Jesucristo.
Porque podríamos traducir hacia nosotros estas palabras “Pero ellos no escucharon ni prestaron oído. Caminaron según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado, y en vez de darme la cara, me dieron la espalda, desde que sus padres salieron del país de Egipto hasta hoy”. ¿En lugar da darle la cara a Dios le hemos dado la espalda?
Recordemos las palabras del Señor: “Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa”. Por eso hagamos que resuenen sobre nosotros las palabras que Dios a través del profeta Joel nos dice: “todavía es tiempo, dice el Señor, Arrepiéntanse de todo corazón y vuélvanse a mí, que soy compasivo y misericordioso”.
Recordemos el amor que Dios nos tiene y vivamos como personas que se saben amadas, no como personas abandonadas. Pidamos a Dios que renueve en nosotros la experiencia de su amor, para no perder de vista que «quien no está con Cristo, está contra él; y quien no recoge con él, desparrama».
(P. JLSS)
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