(Miq 5, 2-4 / Sal 79 / Hb 10, 5-10 / Lc 1, 39-45)

Hemos recorrido ya los cuatro domingos del Adviento: el primero con su invitación a estar vigilantes para reconocer la llegada del Señor a nuestras vidas; en el segundo, compartimos acerca de la necesidad; el tercero, hablamos del testimonio y teníamos como ejemplo a María, siempre dispuesta al Servicio; hoy se nos invita a reflexionar sobre nuestra disposición para recibirle.

¿Esto qué significa? Que debemos, solamente esperar sino que también podemos hacerle presente en todos aquellos que sabemos que necesitan de nuestra ayuda, estar atentos para descubrir sus necesidades y buscar servir de ayuda para que Dios llegue a su vida.

María, tras el anuncio de la encarnación corre presurosa a visitar a su prima, porque intuye que necesitaría su ayuda, no se queda estática a la espera del cumplimiento de lo que le fue anunciado sino que comparte la presencia de Dios con quien sabe que le necesita ¿existe alguien que tú sepas que necesita tu ayuda en estos momentos?

Padre, queremos dejar de estar paralizados ante las necesidades, dejar de entretenernos describiendo las problemáticas y respondiendo los porqués de tanto sufrimiento y necesidad, por ello te pedimos que, a ejemplo de María, logremos prestar mayor atención a nuestro alrededor y que el Espíritu Santo nos impulse a procurar hacer presente a Dios mediante la búsqueda del bien común.

(P. JLSS)