(Sir 35, 15-17. 20-22 / Sal 33 / 2Tim 4, 6-8. 16-18 / Lc 18, 9-14)
Este día la palabra de Dios, en continuidad con el domingo pasado en que se nos invitaba a orar siempre sin desanimarnos, se nos invita a recordar con quién contamos y cuál es nuestra actitud frente a Él. ¿Tienes en cuenta la misericordia de Dios? ¿Valoras este don? ¿Qué tanto te esfuerzas por perseverar en el amor de Dios?
“Dios reconcilió consigo al mundo, por medio de Cristo, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación”, En esta frase de la aclamación encontramos dos elementos que no podemos olvidar jamás: el sacrificio del Señor y la Reconciliación que Cristo nos consiguió. Eso es una verdad no podemos olvidar, ya estamos reconciliados, de nosotros dependerá si aceptamos esto o no.
Sabemos de antemano que “el Señor es un juez que no se deja impresionar por apariencias”, que sabe y nos ofrece todo aquello que necesitamos, debemos pedirle hoy que nos ayude precisamente a poder reconocer qué es aquello que necesitamos. San Pablo reconoce «haber luchado bien en el combate, haber corrido hasta la meta, haber perseverado en la fe» por ello sólo esperaba la corona merecida…
Al día de hoy, si nos tocara irnos hoy ¿qué premio nos mereceríamos? ¿El de alguien que se sabe amado o de alguien que pareciera estar abandonado (desesperanzado)? Pidámosle a Dios nuestro Padre que por medio del Espíritu Santo fortalezca nuestra esperanza para vivir anhelando el cumplimiento de las promesas y recordando que le estamos esperando. No estamos solos, aquel que nos ha rescatado prometió que nos iba a rescatar y así lo va a hacer.
(P. JLSS)
DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO
(Sir 35, 15-17. 20-22 / Sal 33 / 2Tim 4, 6-8. 16-18 / Lc 18, 9-14)
Este día la palabra de Dios, en continuidad con el domingo pasado en que se nos invitaba a orar siempre sin desanimarnos, se nos invita a recordar con quién contamos y cuál es nuestra actitud frente a Él. ¿Tienes en cuenta la misericordia de Dios? ¿Valoras este don? ¿Qué tanto te esfuerzas por perseverar en el amor de Dios?
“Dios reconcilió consigo al mundo, por medio de Cristo, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación”, En esta frase de la aclamación encontramos dos elementos que no podemos olvidar jamás: el sacrificio del Señor y la Reconciliación que Cristo nos consiguió. Eso es una verdad no podemos olvidar, ya estamos reconciliados, de nosotros dependerá si aceptamos esto o no.
Sabemos de antemano que “el Señor es un juez que no se deja impresionar por apariencias”, que sabe y nos ofrece todo aquello que necesitamos, debemos pedirle hoy que nos ayude precisamente a poder reconocer qué es aquello que necesitamos. San Pablo reconoce «haber luchado bien en el combate, haber corrido hasta la meta, haber perseverado en la fe» por ello sólo esperaba la corona merecida…
Al día de hoy, si nos tocara irnos hoy ¿qué premio nos mereceríamos? ¿El de alguien que se sabe amado o de alguien que pareciera estar abandonado (desesperanzado)? Pidámosle a Dios nuestro Padre que por medio del Espíritu Santo fortalezca nuestra esperanza para vivir anhelando el cumplimiento de las promesas y recordando que le estamos esperando. No estamos solos, aquel que nos ha rescatado prometió que nos iba a rescatar y así lo va a hacer.
(P. JLSS)
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