(Dt 18, 15-20 / Sal 94 / 1Cor 7, 32-35 / Mc 1, 21-28)

La semana pasada celebramos el Domingo de la Palabra de Dios, una invitación a redescubrir su profundidad, celebrarla, reflexionar y divulgar la misma. Este domingo se nos narra en el Evangelio como las personas que escuchaban a Jesús se interesaban por conocerle más. ¿Te sigue interesando conocer más el misterio de nuestro Señor?

Las personas en la sinagoga al mirar la acción del Señor, nos dice el Evangelio que, “todos quedaron estupefactos y se preguntaban: «¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen»” Jesús tiene poder para concederte todo aquello que estás necesitando en estos momentos dependerá de ti si le crees o no, si le sigues libremente o no.

En el libro del Deuteronomio se nos habla de los profetas y su función de ayudar al pueblo a conocer lo que Dios le quería decirle con mayor claridad; nosotros sabemos que en Jesús se cumple la promesa de enviarnos a alguien que vale la pena escuchar y seguir, el pueblo admiraba a Moisés por liberarles de la esclavitud en Egipto ¿admiras a Jesús por la libertad que te ha otorgado? De eso dependerá la intensidad de tu seguimiento.

San Pablo, por su parte, nos invita a seguir al Señor sin preocupaciones accidentales, secundarias, para Él (y debería ser así también para nosotros) nuestra mayor preocupación debería ser evitar a toda costa alejarnos de Cristo por nuestras miserias, olvidémonos de todo lo que hemos dejado atrás y esforcémonos por llegar al lugar que nos ha alcanzado Cristo, la vida eterna (cf. Flp 3, 13-16). Todo lo que nos reste libertad es basura, escuchemos la voz del Señor.

(P. JLSS)