(2Jn 1, 4-9 / Sal 118 / Lc 17, 26-37)
Nuestra fe se fundamenta en el amor que Dios nos ha tenido, nos tiene y nos tendrá, la lógica es sencilla, “quien se aparta de la verdad y no permanece fiel a la doctrina de Cristo, no vive unido a Dios; el que permanece fiel a la doctrina de Cristo, ése sí vive unido al Padre y al Hijo.” ¿Estamos unidos a la doctrina de Cristo?
Procurar que nuestras meditaciones y oraciones giren en torno al amor de Dios nos hará capaces de decir: “Con todo el corazón te voy buscando; no me dejes desviar de tus preceptos. En mi pecho guardaré tus mandamientos, para nunca pecar en contra tuya.” Quién no se detiene a reflexionar en todo lo que Dios ha obrado en su vida corre riesgo de desanimarse pronto.
En el Evangelio Jesús nos invita a vivir así, conscientes del amor que Dios nos tiene, procurando corresponder y no exaltarnos por nada. Hay que vivir confiando en Dios sin preocuparnos por aquello que no está a nuestro alcance. “Donde hay un cadáver, se juntan los buitres” hace referencia a que su vanidad será allí donde esté determinado por Dios y a nosotros nos toca confiar.
Pidamos a Dios que nos conceda la Serenidad que es fruto de la fe y que el Espíritu Santo produzca en nuestro interior la tranquilidad y la paz que proviene de dejar el pasado a su misericordia, nuestro presente en su amor y el futuro a su providencia. Tranquilos, el Señor está de nuestro lado, mantengámonos a su lado.
(P. JLSS)
0 Comments