VIERNES – SEMANA XIV DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Os 14, 2-10 / Sal 50 / Mt 10, 16-23)

Nuestra confianza en Dios la debemos fundamentar en el amor que él nos tiene. En Cristo hemos aprendido lo que es el amor, una decisión, una firme determinación por el bien del otro. Y hemos escuchado, en la primera lectura, “Yo perdonaré sus infidelidades, dice el Señor; los amaré, aunque no lo merezcan, porque mi cólera se ha apartado de ellos. Seré para Israel como rocío…”

Pensar en el amor de Dios, en su decisión por nuestro bien, debería provocar que desde el fondo de nuestro corazón brotaran las palabras del salmista: “Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados”, de forma libre, natural, no como algo obligatorio o una imposición.

Una vez que se logra aceptar que el amor de Dios no depende de nada nuestro, se acepta o se rechaza. Si se acepta, comenzará a surgir la verdadera libertad que surge de la gratitud por el amor. Por ello ante la amenaza, se recuerdan las palabras del Señor, “Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas”.

Se trata de confiar siempre en el Señor, de aferrarnos a su amor y a nada más (ni al cargo, ni al título, ni a ninguna situación o función determinada, etc.), sólo en Dios debe estar nuestra confianza. Haz, Padre Celestial, que cada uno de nuestros corazones se abra a la acción del Espíritu Santo y logremos aceptar todo el amor manifestado por medio de tu Hijo para ir saboreando cada vez más lo que es la libertad verdadera. ¿En quién o qué tienes puesta tu confianza? Revisa tu libertad.

(P. JLSS)

0 Comments

Add a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *