(Sir 47, 2-13 / Sal 17 / Mc 6, 14-29)

Ante frases de la Sagrada Escritura, como la del salmo: ”Perfecto es el camino del Señor y firmes sus promesas. Quien al Señor se acoge, en él halla defensa…” pudieran surgir muchas inquietudes y «porqués» que parecieran muy válidos en los momentos de sufrimiento e incertidumbre, pero eso sería válido solamente en quien no conoce a Jesús.

Quien le conoce sabe del amor de Dios, de su fidelidad y de su misericordia; es consciente de que Dios no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas (Cf. Sal 103, 10), sino que nos ofrece todo aquello que nos hace falta. Cuando el rey David se comportó conforme al amor de Dios todo le iba bien, cuando comenzó a creer más en su corona que en Dios, las cosas cambiaron.

En el Evangelio, encontramos a Herodes que en lugar de confiar en lo que Jesús le ofrecía puso mayor atención en sus miedos y en su corona, acepta la muerte de una persona que le agradaba con tal de no lastimar su imagen. Es bien triste cuando se descubre que para una persona vale más el qué dirán que la verdad.

No seamos como el rey Herodes, Dios nos ha manifestado su amor y misericordia en Jesucristo, dejemos toda confianza en otras cosas y confiemos más en Dios. Pidamos al Espíritu Santo que fortalezca en nosotros la fe en Dios para poder vivir conforme a la misma. “Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero, y perseveran hasta dar fruto”.

(P. JLSS)