(Ez 18, 21-28 / Sal 129 / Mt 5, 20-26)

Creo que podríamos detenernos mucho tiempo a meditar las palabras de este verso del salmo: “Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos.” Se reconoce la misericordia y el perdón de Dios, después se añade que por ello con amor se le venera.

Las lecturas de este día me recordaron la frase que amigo sacerdote solía repetir mucho, «amor con amor se paga y el dolor, con amor, se apaga”. En la primera lectura escuchamos que “Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se aparta de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá…” el arrepentimiento sincero nacerá mucho más fácil del amor que del temor.

Por ello, cuando el Señor dice “les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.” Nos recuerda que quien busca solamente cumplirle a Dios, como si de un manual de buen comportamiento se tratara, terminara olvidándose de la caridad y del amor, de tratar al otro cómo le gustaría ser tratado.

Por eso hoy, viernes de cuaresma, queremos ofrecerte Padre Celestial un acto de amor, queremos cambiar por la fuerza de tu amor y no por mera teoría, enamóranos más y ayúdanos a compartir tu amor. Apaga todos nuestros dolores con tu amor, contigo nada nos faltará.

(P. JLSS)