(Hch 9, 31-42 / Sal 115 / Jn 6, 60-69)
Hay misterios del Señor que siempre nos sobrepasarán y que desgraciadamente para nosotros jamás los llegaremos a comprender del todo, donde deberemos tener la humildad de reconocer esta incapacidad y aceptarla con fe, como pudiera suceder con el tema de la Eucaristía.
Ante esto, habrá quienes podrán aceptar que Dios sobrepasa nuestra inteligencia y continuar siguiéndole con fe y, otros que mejor desistirán o se irán a lo más fácil. En el Evangelio se nos narra que muchos de aquellos que seguían a Jesús prefirieron dejarle e irse, razón por la cuál el Señor les pregunta a sus apóstoles «¿también ustedes quieren dejarme?»
Si estás pasando por un momento difícil valdría la pena que te preguntaras si estás prefiriendo marcharte de su lado por comodidad o prefieres perseverar a su lado, para ello hay que pedir a Dios que aumente nuestra fe, ayudémonos con la frase del Salmo: “¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?…” sólo quien es agradecido valora las cosas.
Pidamos a Dios que acreciente en nosotros la frecuencia a sus sacramentos, éstos son lo que necesitamos para librarnos del temor, reconozcamos la grandeza del amor del Padre, acudamos al Espíritu Santo y cuando se nos quiera presentar el miedo digámosle al Hijo: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.
(P. JLSS)
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