(Os 6, 1-6 / Sal 50 / Lc 18, 9-14)

Durante varios momentos de Cuaresma nos servirá revisar cómo vamos en nuestro camino cuaresmal, cómo estamos respondiendo a la invitación que Dios nos hace por medio de su Palabra: “Hagámosle caso al Señor, que nos dice: «No endurezcan su corazón»”.

Quienes practican la obras de piedad sin un compromiso interior real, corren el riesgo de dejar de esforzarse por ser mejores, estarán tranquilos porque le “cumplen” a Dios; pondrán su tranquilidad en sus obras y no en Dios, quienes nos esforzamos en cuaresma, debemos hacerlo porque queremos estar preparados para vivir de manera más profunda la fuerza de la Pascua, no sólo como una tradición.

“Porque yo quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios, más que holocaustos…” son las palabras con las que el Señor nos invita a que nuestra vida de fe se manifiestes primero por la misericordia y después por los sacrificios, que nos esforcemos más por conocerle a Él que otras cosas.

Por eso, Padre, queremos pedirte que por la fuerza del Espíritu Santo seamos capaces de reconocernos necesitados de tu amor y poder reconocer en las fragilidades de nuestros hermanos, más que un “defecto”, la necesidad imperiosa de saberse amados por ti. Haz de cada uno de nosotros un instrumento de tu paz.

(P. JLSS)