Solemnidad Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América.
(Is 7, 10-13 / Sal 66 / Gal 4, 4-7 / Lc 1, 39-48)

Hoy celebramos la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, acontecimiento por el cual finalizaron muchas problemáticas en nuestro territorio: problemas en la evangelización, problemas políticos, sociales, hasta eclesiásticos. Por medio de esta imagen nos dejaba claro que no estamos solos, que tenemos una gran intercesora en el cielo.

Hoy más que nunca, al contemplar la imagen de Ntra. Sra. De Guadalupe, deberíamos sentir como dirigidas a nosotros, las palabras que dirige a San Juan Diego: «Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?» (Nican Mopohua, cuarta aparición)

En la primera lectura, el incrédulo Ajaz no pedió una señal del cielo sarcásticamente dice que es “por no tentar a Dios”, por ello el profeta le informa que la señal que se le daría sería que “la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel” (Dios-con-nosotros), Guadalupe nos conduce a Jesús, a reconocer que no hace distinción hacia nadie.

Otra de las cosas por las que podemos limitar la acción de Dios en nuestro interior, es nuestro afán por comprender las cosas que no están a nuestro alcance, Dios quiere visitarte y visitar nuestros hogares a través de nuestra madre, digámosle llenos de gozo como santa Isabel: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme?”, el amor se acepta o se rechaza, algunas veces se comprende… dejémonos amar.

(P. JLSS)