MIÉRCOLES – SEMANA XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Jer 31, 1-7 / Jer 31 / Mt 15, 21-28)

Dios es nuestra mayor riqueza, debemos procurar que él sea siempre nuestro mayor tesoro, el lugar al que acudamos cuando nos sintamos «pobres» (ya sea de algo material o algo interno, personal), recordemos las palabras que nos dice por medio del profeta: “Yo te amo con amor eterno, por eso siempre me apiado de ti. Volveré, pues, a construirte y serás reconstruida…” y que ya nos lo ha demostrado en la Cruz.

Reconocer su ejemplo y ser capaces de perseverar sin desanimarnos recordando quién es Él y no prestando tanta atención a las dificultades, enfréntenos las dificultades como quien se sabe amado y acompañado o, al menos cómo quien sabe que él tiene el poder para sacarnos de allí basta que se lo permitamos.

La mujer del Evangelio se acercó a Jesús creyendo en que él tenía el poder para curar a su hija solamente, sin embargo, deja que su encuentro sea fecundo. Le pide al Señor y no se desanima ante su silencio, no permite que el que dirán la distraiga, incluso ante lo que parece rechazo ella sigue confiando en el poder, sabiendo que “…también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Pasa de contemplar a Jesús como un mero taumaturgo a postrada pedirle con fe.

Pidámosle a nuestro Padre Celestial que el Espíritu Santo fructifique en cada uno de nosotros (cf. Gal 5, 22-23) y que hoy nos conceda especialmente la humildad necesaria para reconocerle como nuestro protector, nuestra ayuda, el lugar donde nos podemos poner a salvo (cf. Sal 46) y no dejar que nada distraiga nuestra atención de él, seguramente de esto que podamos estar viviendo él nos hará crecer, si está de nuestro lado no hay porque temer.

(P. JLSS)

0 Comments

Add a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *