Solemnidad de los santos Pedro y Pablo, apóstoles
(Hch 12, 1-11 / Sal 33 / 2Tim 4, 6-8 / Mt 16, 13-19)

Hoy celebramos como Iglesia a dos grandes santos, a los apóstoles Pedro y Pablo. Al primero, el mismo Señor le pone como cabeza de los apóstoles cuando le dice: “Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia…”, no lo hace en sentido figurado, remarquemos las palabras del Señor «y yo te digo a ti»; Al Segundo, le llama cuando se dirigía a una ciudad para perseguir cristianos.

Se dice que estos dos apóstoles son las columnas del edificio de la fe Cristiana por como respondieron a la misión que el Señor les encomendó, al amor que el señor les dio no quedo inerte, la experiencia de misericordia que ambos vivieron les marcó de tal manera que toda su vida fue reinterpretadla desde ella.

Ambos fueron llamados en medio de sus actividades particulares y aceptaron en medio de ellas el llamado de Jesus; Pedro después de las tres veces que negó al Señor fue conducido a confesar tres veces su amor y aceptar la micción de apacentar a las ovejas (Cf. Jn 21, 15-19); Pablo fue sacado de sus comunidades para llevarle a la vida de Cristo (Cf. 1Cor 15, 8-10).

Agradezcamos a Dios por estos dos grandes santos, aprendamos de la manera en que ellos respondieron a la misericordia de Dios y vivimos en el amor. Que nunca te importen más tus pecados pasados, que el amor que se te ofrece y hacia donde te quiere conducir la gracia de Dios, que podamos decir en algún momento: “He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento”.

(P. JLSS)