(Is 50, 4-9 / Sal 68 / Mt 26, 14-25)

«Cercano está de mí el que me hace justicia, ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a condenarme?»Si cada que se nos presentaran momentos difíciles en nuestra vida tuviésemos presente a nuestro Señor y las palabras del profeta Isaías, todo sería diferente.

Jesucristo aun en medio de las injusticias, vejaciones y tormentos nunca perdió de vista que contaba con el Padre celestial, que contaba con su poder y apoyo; así también nosotros debemos evitar que cualquier situación difícil nos distraiga y nos haga dudar de la presencia de Dios en nuestras vidas.

Nuestro Señor, incluso en el momento más difícil de la Cruz se dirige a Él. Así nosotros, debemos cuestionarnos hacia dónde nos dirigimos cuando nos sentimos amenazados, Judas por miedo e impulsivamente prefirió vender al Señor. La amenaza siempre será un buen indicador para descubrir la firmeza de nuestras convicciones.

Aceptemos cuáles son nuestros miedos y pidámosle a nuestro Señor que la conmemoración anual de su pasión nos lleve a transformar nuestros miedos en confianza y que nada se nos haga «suficiente» como para «venderle», judas le vende al precio de un esclavo (Cf. Ex 21, 32), muchos le entregamos hasta por menos…

(P. JLSS)