Fiesta de San Rafael Guizar y Valencia, Obispo
(Is 61, 1-3 / Sal 22 / Jn 10, 11-16)
Hoy celebramos al primer obispo mexicano e hispanoamericano reconocido oficialmente por la Iglesia como santo, su canonización fue el 15 de octubre de 2006, 582 años después del inicio de la evangelización en la «Nueva España» (año 1524, con la llegada de doce franciscanos), es patrono de los obispos de México. ¿Hace cuando no pedimos a Dios por nuestros Obispos?
El derecho canónico nos dice que “los Obispos, que por institución divina son los sucesores de los Apóstoles, en virtud del Espíritu Santo que se les ha dado, son constituidos como Pastores en la Iglesia para que también ellos sean maestros de la doctrina, sacerdotes del culto sagrado y ministros para el gobierno.” (CIC 375 §1) por ello hay que pedir mucho por ellos para que siendo fieles a su ministerio velen por aquellos que les han sido encomendados.
Ellos hacen visible la unidad de la Iglesia y por su función nos recuerdan que tenemos un Sumo Pastor que vela por todos nosotros: Jesucristo. En Él, todos nosotros debemos sentir mayor confianza que la del salmista: “El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.”
El Señor se presenta así mismo de esta manera “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas” y nos lo ha demostrado con su pasión, muerte y resurrección, por eso Dios le concedió el nombre sobre todo nombre (Cf. Flp 2, 5-11). Pidamos a Dios Padre, por intercesión de san Rafael Guizar y Valencia, por todos los obispos de México para que reflejen al Buen Pastor y procuren siempre dar su vida por sus ovejas, que jamás caigan en la tentación de sólo servirse de ellas (cf. Ez 34).
(P. JLSS)
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