(2 Cor 8, 1-9 / Sal 145 / Mt 5, 43-48)
“Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto…” continuando con la enseñanza de Jesús acerca de la caridad, hoy hace esta invitación a la «perfección», que dentro del pensamiento cristiano es el amar, transmitir con nuestras obras la misericordia y serenidad que hemos recibido de parte Dios.
¿Tu manera de actuar refleja el amor que has recibido de Dios? ¿Quien convive contigo recibe paz o intranquilidad? Son fuertes las palabras del Señor: “Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen?” Entre más cercanos estemos de Dios más apertura debemos tener a los demás.
San Pablo, invita a los corintios a demostrar su amor a Dios mediante la generosidad con motivo de la colecta que estaba haciendo a favor de los fieles de Jerusalén, primero para dar testimonio de la Unidad de la Iglesia y de generosidad, a imitación de nuestro Señor Jesucristo, «que siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza».
Padre bueno, enséñanos a manifestar tu amor a los demás, mediante la práctica de la caridad y nuestra apertura a los demás. Ayúdanos a poner mayor interés en amar que en otra cosa, queremos manifestar nuestra fe mediante la vivencia del amor, ser generosos porque reconocemos lo generoso que Tú has sido con nosotros. Espíritu Santo, fuente de toda luz ¡ilumínanos!
(P. JLSS)
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