(Hch 1, 15-17. 20-27 / Sal 112 / Jn 15, 9-17)

Hoy que celebramos a san Matías escuchamos en la aclamación: “Yo los he elegido del mundo, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.” No solo a este apóstol sino a todos nosotros él nos eligió para que allí donde desempeñemos nuestras tareas cotidianas demos fruto y éste fruto permanezca.

Ante la pregunta de cómo lograr esto, la respuesta es la que el mismo Jesús da en el Evangelio: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor…” el apóstol al que recordamos hoy es un testimonio claro de esto.

Matías perseveró al lado del Señor desde los tiempos en que Juan bautizaba hasta su Ascención, era un discípulo fiel, convencido de perseverar al lado de Jesús aunque no era del grupo de los doce. Porque la fidelidad al Señor no debe depender del papel o puesto que se desempeñe sino del infinito amor que se nos ha dado.

Matías pasó de discípulo a Apóstol a su tiempo. Todo a su tiempo. No permitas que nada limite tu caminar al lado de Jesús mucho menos la ambición o la soberbia, deja que el Señor te transforme en nuestro único interés, estemos atentos a todo distractor quien está centrado en el Señor podrá combatir el afán de riquezas con pobreza, la vanidad aceptando las humillaciones, y la soberbia con humildad. San Matías intercede por nosotros para ser fieles en lo poco (cf. Lc 16, 10-13).

(P. JLSS)