(Dn 3, 25. 34-43 / Sal 24 / Mt 18, 21-35)

De acuerdo al reconocimiento que hagamos de nuestro papel en el misterio de nuestra redención (pasión y muerte nuestro Señor) será la manera en que tratemos a los demás… si no me esfuerzo por reconocer que fue por amor a mí todo eso, será muy fácil perder el tiempo en los demás.

Cuando uno contempla el crucifijo y descubre en el crucificado todo el amor que Dios le tiene, experimenta la misericordia, el corazón se conmueve y nace el deseo de cambiar y ayudar a los que lo necesitan. Hoy se nos pide concretamente el perdón.

Cuando el Señor nos dice, tras la falta de misericordia del hombre de la parábola, “pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”, nos invita a compartir aquello que hemos recibido, el amor y el perdón de Dios.

Padre abre nuestro entendimiento para aceptar el amor y la misericordia que nos tienes, reconocemos que en ocasiones perdemos el tiempo mirando hacia los demás en lugar de aprovecharlo contemplándote a ti, enséñanos a buscar corresponder a tu amor, “por eso, acepta nuestro corazón adolorido y nuestro espíritu humillado…, que ése sea hoy nuestro sacrificio y que sea perfecto en tu presencia.”

(P. JLSS)