(Hch 4, 32-37 / Sal 92 / Jn 3, 7-15)

Reconocer la misericordia de Dios nos ayuda, entre muchas otras cosas, a poner el valor real a las cosas, porque es reconocer en el sacrificio del Señor el remedio a todos nuestros males. “Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna”.

¿Cuál es la mayor necesidad que crees tener en estos momentos? La mayor necesidad de quienes se han encontrado con Jesucristo y su amor, debe ser aprovecharlo y disfrutarlo cada vez más. ¿Te interesa experimentarte amado(a) por Dios o te preocupas más por lo teórico?

En la primera comunidad, todos se preocupaban por disfrutar el amor y no otra cosas, dice el libro de los hechos que “la multitud de los que habían creído tenía un solo corazón y una sola alma; todo lo poseían en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía”. Porque su mayor riqueza, sabían que ya la tenía.

Escuchamos el ejemplo de Bernabé quien “tenía un campo; lo vendió y puso el dinero a disposición de los apóstoles”, la grandeza de esto no es el darlo a los apóstoles, sino el desprendimiento y desapego, la libertad y la confianza en Dios. Padre, haz que por la fuerza del Espíritu Santo nos enamoremos cada vez más de ti y nuestra única ambición sea poseer más de tu amor y de tu gracia.

(P. JLSS)