(1Jn 4, 7-10 / Sal 71 / Mc 6, 34-44)

La primera carta del apóstol San Juan me gusta sintetizarla en una frase que suelo repetirme mucho: «Crees en Jesucristo, que se te note», ayer nos invitaba a examinar cualquier inspiración para ver si viene de Dios; hoy se nos invita invita a reconocernos amados y a amar.

El relato de la multiplicación de los panes que se nos narra en el Evangelio, es más bello cuando ponemos atención en como comienza: “…al desembarcar Jesús, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando, y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas…”, Es el Señor el que toma la iniciativa y quiere demostrarnos su amor.

Navidad es el tiempo en el que recordamos anualmente esta iniciativa que Dios ha tenido de amarnos, se compadece de nosotros y nos envía a su Hijo el Pan de Vida (Cf. Jn 6, 25-59) para saciar todas nuestras necesidades y apetitos, acudamos a Él en busca de lo que en verdad puede saciarnos.

Hay que tener presente que para poder amar debemos tener presente lo que el amor. “El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados”. Se trata más de aceptación y abandono que de acción. Se trata de corresponder a lo que hemos recibido.

(P. JLSS)