LUNES – SEMANA XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(1Mac 1, 10-15. 41-43. 54-57. 62-64 / Sal 118 / Lc 18, 35-43)

Las lecturas de este día me recordaron una frase del Señor: «Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: «Vemos», su pecado permanece» (Jn 9, 41) porque deberían hacer que nos preguntáramos qué tanto miramos con claridad lo que nos conviene y qué tanto nos hacemos los que no vemos por conveniencia.

Gran parte del pueblo de Israel, en tiempos del rey Antíoco Epífanes, por pura comodidad y moda prefirió dejar de lado a Dios y sus mandamientos por ser como los demás, muy pronto se olvidaron de las hazañas del Señor para seguir las modas y costumbres extranjeras ¿nos estará pasando igual? ¿Nuestra fidelidad a Dios ha crecido con el tiempo o ha ido disminuyendo?

En el Evangelio escuchamos como un ciego al reconocer que Jesús se le acercaba aceptó que necesitaba su ayuda y clama hacia él con la firme convicción de que su mayor necesidad era ver, sabía que viendo podría seguir adelante y cambiar aquello que necesitaba.

Señor Jesucristo quita nuestra ceguera, queremos andar por el mundo como personas que han sido iluminadas por ti, que dejan que tu amor y tu gracia los guíe, para vivir con la paz y tranquilidad que esto trae. Nos abrimos a tu poder, que no se cumpla en nosotros el refrán de que «no hay peor ciego que el que no quiere ver».

(P. JLSS)

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