LUNES – SEMANA XI DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(1Re 21, 1-16 / Sal 5 / Mt 5, 38-42)

Después de haber celebrado la Solemnidad de la Santísima Trinidad nos ha quedado claro que Dios es dinámico, no estático. Por ello, si queremos reconocer si le estamos permitiendo actuar en nuestro interior debemos revisar si sigue produciendo cambios en nuestro interior o no. ¿Estás abierto a su acción o cerrado en la soberbia?

Quien se sabe amado no sufre de celos, no anda reaccionando impulsivamente, sabe aguardar pacientemente, porque vive confiando. Quien está cerrado al dinamismo divino, por más que se diga o se crea creyente vivirá poniendo su confianza en otras cosas, viviendo preso del qué dirán y comparando su éxito con el de los demás.

En la primera lectura escuchamos cómo el rey Ajab se entristece por no poder cerrar un negocio con Nabot de Yezrael, deja de lado la justicia y actuando cuál niño caprichoso se encierra en su habitación hasta que su esposa hace que maten al dueño del predio para que se lo pueda adjudicar. Quizá el no actuó directamente en contra de Nabot, sin embargo, gracias a su mutismo, es como si el mismo lo hubiera hecho.

Pidámosle a Dios que nos haga capaces de vivir nuestra fe de manera auténtica, saber decir sí cuando es sí, y no, cuando es no. Que por la fuerza de su amor no andemos reaccionando histéricamente y antes de cualquier impulso recordemos las palabras del salmo: “Pues tú no eres un Dios al que pudiera la maldad agradarle, ni el malvado es tu huésped ni ante ti puede estar el arrogante…”

(P. JLSS)

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