Fiesta de La Visitación de la Santísima Virgen María
(Sof 3, 14-18 / Is 12 / Lc 1, 39-56)

Al celebrar la Visitación de María a su prima Isabel podemos contemplar la acción del Espíritu Santo: nos llena de gozo, nos impulsa a amar y servir; también, en esta fiesta, se nos muestra cómo el Espíritu Santo nos da la capacidad para reconocer la presencia de Dios y/o su acción en quienes nos rodean, sin jactancia.

María, después de la Anunciación y Encarnación del Señor, al saber que su prima Isabel (la que llamaban estéril) está embarazada «se encamina presurosa» a ayudar a su pariente, quien deja que el amor de Dios le toque no puede contenerle. Isabel por su parte, como también había reconocido la acción de Dios en su vida, pudo reconocer esta acción en su prima.

¿Reconoces la acción de Dios en tu vida? ¿Eres capaz de reconocer la acción de Dios en quienes te rodean o te sientes superior? Una de las frases más bellas del Magnificat son “Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede”, la Virgen libre de toda presunción, reconociendo que su grandeza está en la acción de Dios en su vida…

Aprendamos de nuestra madre María que supo reconocer la grandeza que daba a su existencia la acción de Dios; de su prima santa Isabel, aprendamos a tener docilidad al Espíritu Santo para ser capaces de aceptar que la acción de Dios supera nuestras maneras de pensar. Y por intercesión de ambas, pidámosle a Dios docilidad a su amor e inspiraciones.

(P. JLSS)