(Is 42, 1-7 / Sal 26 / Jn 12, 1-11)
“Jesús, dando un fuerte grito, expiró…” quisiera invitarles a vivir esta Semana Santa teniendo presente esta frase del relato de la Pasión que leímos el día de ayer, en la cual podemos reconocerle, como el oficial romano que estaba frente a la Cruz, “De veras este hombre era Hijo de Dios”.
Frente a la Cruz del Señor podemos reconocer el inmenso amor que Dios nos tiene o evadir este misterio ¿de cuáles quieres ser? Quien se cierra a la gracia se le nota, en el Evangelio escuchamos como un discípulo (Judas Iscariote) consideró un desperdicio el perfume que le pusieron a Jesús…
No permitamos que el miedo, la incertidumbre, los problemas nos hagan recurrir a antiguos o falsos refugios, reconozcamos de lo que es capaz de hacer Dios por nosotros. “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar?”
Si algo te está haciendo temblar es porque le estás permitiendo distraerte y/o comenzando a ignorar la fuerza de la Cruz. “Miren a mi siervo, a quien sostengo, a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones.”
(P. JLSS)
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