(1Jn 1, 1-4 / Sal 96 / Jn 20, 2-9)

Celebrar la navidad es reconocer el cumplimiento de las promesas de Dios, en el Niño que ha nacido se nos manifiesta también la cercanía que Dios quiere tener para con nosotros, no quiere que le contemplemos distante, sino cercano y comprensivo.

Juan, comienza su carta diciendo: “Les anunciamos lo que ya existía desde el principio, lo que hemos oído y hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado y hemos tocado con nuestras propias manos”. No anunciamos algo que interpretamos, sino algo que hemos experimentado.

Debemos tener en cuenta que el misterio de Dios siempre nos rebasará y en ocasiones nos costará mayor trabajo comprenderle, sin embargo, su amor y fidelidad permanecen a nuestro lado, por eso hoy quisiera invitarles a seguir el ejemplo de Juan, que llega cuando llega al sepulcro vacío, primero se inclina…

Padre agradecemos tu bondad, tu amor, tu cercanía, tu gracia, te pedimos que nos des la capacidad de saber «inclinarnos» ante tu misterio y esperar pacientemente en los momentos difíciles confiados en tu misericordia, y en su momento reconocer tu acción, o como dice Juan: «ver y creer».

(P. JLSS)