sagrado corazón de jesus

JUEVES – SEMANA VII DE PASCUA

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Hch 22, 30; 23, 6-11 / Sal 15 / Jn 17, 20-26)

Las palabras que hemos escuchado del Salmo: “Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; mi vida está en sus manos”, tanto en los momentos de verdadero peligro, como en los de incertidumbre, pero también en los de gozo. Estar en las manos del Señor nos debe llenar se serenidad.

Quien pierde de vista que el Señor es quien le protege y cuida de él comenzará a confundirse y a mirar aquello que es simplemente un «medio» como si del mismo «fin» se tratase. Hay que tener mucho cuidado y estar atentos a esto para no caer en una espiritualidad de “bandos”, porque en el mundo hay un sólo bando, el de los hijos de Dios.

En la primera lectura escuchamos como san Pablo se libra de las falsas acusaciones por la división que había entre los mismos que le acusaban, incluso el mismo señor llego a decir que «todo reino dividido va a la ruina» (Mt 12, 25-30); una de las maneras más sencillas para reconocer si una persona busca la gloria del Señor o su vanagloria será la búsqueda de la unidad y el bien común.

Busquemos la unidad, dejemos de compararnos tanto y permitamos al Espíritu Santo actuar, dejemos las divisiones absurdas y procuremos la realización del deseo de Jesús: “…que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.” Dios nos conceda la actitud de Pedro Arrupe que decía «Soy un pobre hombre que procura estropear lo menos posible la obra de Dios».

(P. JLSS)

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