(Dt 4, 1-2. 6-8 / Sal 14 / Sant 1, 17-18. 21-22. 27 / Mc 7, 1-8.14-15. 21-23 )
Debería estar resonando en nuestro interior aún la pregunta que el Señor hizo a sus discípulos en el Evangelio la semana pasada «¿también ustedes quieren dejarme?», y la Palabra de este día nos debería hacer preguntarnos por qué le seguimos y qué tanto caso le hacemos a sus enseñanzas. ¿Sigues a Jesús por tradición o por convicción?
Es muy fuerte el reclamo que Jesús hace en el Evangelio hoy a los escribas y fariseos, “este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos” ¿Se te podría hacer el mismo reclamo a ti?
Como garantía de fidelidad a Dios desde el Antiguo Testamento se pide, no sólo escuchar los mandatos y preceptos que Dios nos da, sino también ponerlos en práctica; del mismo modo san Pablo habla de “Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos.” Se trata de congruencia.
Padre reconocemos todo lo que has hecho por nosotros, reconocemos el amor que nos has manifestado en tu Hijo Jesucristo, reconocemos la presencia del Espíritu Santo en nuestro interior, queremos vivir de acuerdo a ello, por eso te pedimos que nos hagas experimentar tu amor y vivir como enamorados, haz Señor que se nos note todo aquello que reconocemos.
(P. JLSS)
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