(Hab 1, 2-3; 2, 2-4 / Sal 94 / 2Tim 1, 6-8. 13-14 / Lc 17, 5-10)

La semana pasada la palabra nos invitaba a estar atentos a las necesidades de nuestros hermanos, no ser de la mayoría que se acomoda y deja de mirar las necesidades de quien vive a su alrededor; hoy para ayudarnos a reconocer lo que se debe hacer para lograr estar atento al hermano la palabra de este día nos invita a reavivar y purificar el don de la fe.

«Fe es creer en aquello que no podemos ver y la recompensa de la fe es ver aquello en lo que creímos…», esforzarnos por alcanzar nuestra esperanza ¿en qué situaciones sientes que flaquea más tu fe? “Hagámosle caso al Señor, que nos dice: «No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.” Tú y yo hemos experimentado en muchas ocasiones el poder de Dios.

Debemos tener presente siempre que aunque parezca lo contrario en ocasiones, “el malvado sucumbirá sin remedio; el justo, en cambio, vivirá por su fe”, no le prestemos tanta atención a lo negativo ni a las apariencias todo absolutamente todo es vana ilusión, lo único estable es el Señor.

Padre, al igual que los discípulos a Jesús pidieron que les aumentara la fe, venimos a ti para pedirte el mismo favor nosotros, necesitamos tener más fe, tener la seguridad de tu compañía, para no olvidar que “el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de moderación” y reconocer que si nos está invadiendo el temor es porque nos estamos dejando mover por el mal espíritu.

(P. JLSS)