(Is 49, 3. 5-6 / Sal 39 / 1Cor 1, 1-3 / Jn 1, 29-34)
Hemos terminado el tiempo de Navidad y comenzado tiempo ordinario, mismo en el que se nos invitará a la vivencia de nuestra fe en la cotidianidad, sin un tema específico, ni se tratara de una preparación para una fiesta importante, se nos invitará a la vivencia de nuestra fe.
En el relato del Evangelio que escuchamos San Juan Bautista nos presenta a Jesús, “Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’.” Orienta nuestra atención hacia él, donde siempre debemos tenerla.
“Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. A todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios.” Si queremos sentirnos Hijos de Dios tenemos que unirnos a Él, reconocer que en él se cumplen las profecías de Isaías, que el es la luz por la cual llega la salvación a todas las naciones…
¿Qué situación te está haciendo sentir lejano a Dios? ¿Existe algo? Acércate a Jesús, reconoce su infinita misericordia y acepta su amor. Una persona que se sabe amada se le nota. Desde nuestro bautismo hemos sido injertados en Jesucristo, no nos separemos de él si queremos dar frutos semejantes.
(P. JLSS)
0 Comments