(Os 11, 1. 3-4. 8-9 / Is 12 / Ef 3, 8-12. 15-19 / Jn 19, 31-37)
El amor de Dios por nosotros es asombroso, basta contemplar todo lo que Cristo ha ya ha hecho por nosotros, en la Cruz podemos contemplar el extremo de su entrega, fue allí donde “…uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua”, hoy se nos invita a dejarnos empapar.
En esta Solemnidad no celebramos un órgano físico del Señor, sino su amorosa entrega. Es una invitación a volver nuestra vista a Dios y centrar en Él toda nuestra existencia, sólo «así, arraigados y cimentados en el amor, podremos comprender con todo el pueblo de Dios, la anchura y la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, y experimentar ese amor que sobrepasa todo conocimiento humano, y así quedar colmados con la plenitud misma de Dios».
Dios Padre a través de toda la Historia de la salvación, nos ha querido demostrar que nos ama infinitamente, a través del profeta Oseas, nos dice: “Yo los atraía hacia mí con los lazos del cariño, con las cadenas del amor. Yo fui para ellos como un padre que estrecha a su creatura y se inclina hacia ella para darle de comer”. ¿Que necesitamos para dejarnos conmover y apapachar por Él?
Padre Bueno, aceptamos tu amor infinito, reconocemos que en Jesucristo has querido manifestar el extremo de tu amor, ayúdanos Padre a permitir que este amor produzca frutos en nosotros y vivir la libertad de los enamorados. ¡Sagrado Corazón de Jesús, en ti confiamos! Fortalece nuestra esperanza.
(P. JLSS)
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