(Dn 7, 2-14 / Dn 3 / Lc 21, 29-33)

Siempre me ha gustado cómo termina el discurso escatológico que hemos venido escuchando toda esta semana, cuando todo esto comience a suceder “estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación…” nos invita a no dejarnos impresionar por lo externo, siempre tener puesta nuestra atención en Él.

Quien se deja intimidar demasiado por lo negativo, por los problemas, por los sufrimientos o por todo aquello que no comprende debe cuestionarse acerca de su fe en Cristo, en el reinado del Señor sobre el universo. Quien tiene su atención puesta en Jesucristo permanecerá sereno ante las dificultades.

Uno de los principales frutos del amor y de la gracia es la serenidad, ante las dificultades permanecer apacible, sosegado, sin turbación física o moral. Confiemos más en Dios. Tras el ejemplo de la higuera y el verano, el Señor nos dice: “Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca.”

Contamos con Jesucristo, nuestro Señor, De Él habla el profeta cuando dice: “avanzó hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido”. Por nada ni nadie, no temas, si eres de Él, nada ni nadie puede contra ti. Si Él está con nosotros ¿quién contra nosotros? (Cf. Rm 8, 31)

(P. JLSS)