(1Tim 6, 2-12 / Sal 48 / Lc 8, 1-3)

Ayer que conmemorábamos a nuestra Señora de los Dolores, reflexionamos en el papel especial de las mujeres en la Iglesia, en su especial sensibilidad a las cuestiones espirituales y su gran fidelidad a las mismas. Tanto ayer, como hoy, el Evangelio nos da un listado de mujeres que seguían a Jesús.

Estas mujeres demuestran que para el seguimiento de Dios, en lo único que se debe poner atención es en Dios, se debe dejar de lado el pasado, los prejuicios personales, las falsas seguridades y abandonarse a su cuidado ¿qué es lo que más te está preocupando en estos momentos?

Nuestra mayor preocupación, como personas de fe, debe ser «llevar una vida de rectitud, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre. Luchar en el noble combate de la fe, conquistar la vida eterna…» cuidarnos de la tentación de creer que en lo económico está nuestra seguridad.

Pidámosle a Dios que aumente nuestra fe y por medio de su espíritu nos de la libertad de reconocer que nuestra mayor riqueza es contar con su amor y gracia, que nunca de nos olviden las palabras de San Pablo: “Los que a toda costa quieren hacerse ricos, sucumben a la tentación, caen en las redes del demonio y en muchos afanes inútiles y funestos, que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición.” Si te está preocupando mucho el dinero pregúntate qué tanto estás buscando a Dios.

(P. JLSS)