(Lev 23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34-37 / Sal 80 / Mt 13, 54-58)

La cercanía con una persona puede servirnos para conocerle cada vez más o como aveces pasa, para acostumbrarnos a su presencia; quienes hemos conocido el amor que Dios nos tiene y su misericordia nunca debemos acostumbrarnos a ello, siempre debemos anhelar conocerle y disfrutarle más.

En el libro del levítico escuchamos cómo el Señor le habla a Moisés y le indica cuáles son las festividades que tienen que celebrar y cómo lo deberían de hacer, prácticamente les dice que celebren todas las bendiciones que les ha dado, que la reconozcan. Y me llama la atención que varias veces les dice: “no hagan trabajos serviles.”

Por su parte, en el Evangelio, nos dice que cuando Jesús llega a su tierra la gente por creer que le conocía «se niegan a creer en Él» ¿será que en ocasiones nos pueda pasar lo mismo, que por creer que ya conocemos a Jesús nos cerramos a su acción y no le dejamos actuar libremente en nuestras vidas?

Padre Bueno, te pedimos que envíes a nosotros el Espíritu Santo para que haga que nos dejemos sorprender nuevamente con tu amor, estar abiertos a la novedad que tú siempre traes a nuestras vidas, nunca cerrarnos a tu acción y con la certeza de que “la palabra de Dios permanece para siempre. Y ésa es la palabra que se les ha anunciado.”

(P. JLSS)